Lugar de encuentro de seguidores del baloncesto alicantino.

27/10/09

CAROLINAS&MONTEMAR


No es la primera vez, pero sí la más vergonzosa. Que los árbitros se atribuyan el protagonismo en los partidos es algo lamentable, los errores o equivocaciones son tales cuando afectan más o menos por igual a los dos equipos, cuando solo están en uno es que hay algo que huele mal.

El domingo asistimos a un partido en el que los participantes, los chavales, demostraron una madurez deportiva y una entereza muy superior a la edad que tienen. Me refiero a los chavales de ambos equipos que intentaron durante hora y media realizar un partido de baloncesto mientras los dos árbitros se dedicaban exclusivamente a vigilar como domermans al entrenador del equipo visitante.

El acoso fue desde su entrada por la puerta de la calle Foguerer, el acecho fue impresionante. Todo empezó cuando el entrenador montemarino sugirió que quitaran las pesas que están casi a pie de pista con el fin de evitar accidentes, hecho hasta aquí comprensible para todo ser humano con un poco de inteligencia, pues al señor de gris le pareció un insulto y le increpó resaltando su dominio hegemónico en todo el patio de vecinos. Era el "Rey León" (Skar, por supuesto).

Comenzó el partido y la cosa fue a peor, el arbitraje se decantaba hacia los de Carolinas descaradamente, era una provocación constante y el entrenador debía de ser mudo para poder estar en el banquillo ya que cualquier cosa que dijera les molestaba, aunque fure una reflexión en voz baja mirando al suelo. Lo que provocó que los de gris estuvieran atentos al banquillo visitanta y no a la pista fue un arbitraje demencial.

El acoso siguió en la pista hacia los de montemar, no los dejaban respirar, los chicos de carolinas estaban desconcertados ya que les dejaban acampar a sus anchas tanto que no sabían que hacer.

En el tercer cuarto ante una mala actuación de un jugador de su equipo, el entrandor del Montemar dijo ¿Por qué duda? Y eso le causó le expulsión, el árbitro más joven (unos 16 años) dijo que había oído de lejos ¡Hijo de puta! y eso le supuso al equipo visitante la expulsión de su entrenador. Momento injusto, indecente, cualquier apelativo es posible.

Tras la expulsión del entrenador, en solitario y 5 puntos arriba la grada presintió lo peor, la agitación era grande y el ambiente duro. Los juniors del Montemar jugaron contra 7 en todo el partido y en buena parte de él sin el entrenador. Se organizaron bien, supieron abstraerse del ambiente y hacer su juego, ralizaron los cambios e intentaron poner en práctica todo lo que trabajan día a día con su entrenador.

El resultado 16 arriba lo dice todo.



¡Enhorabuena chavales! Habéis demostrado mucho más que el simple hecho de ganar un partido de baloncesto, sois un equipo. La grada está con vosotros y con vuestro entrenador.

Seguid así, el trabajo y el esfuerzo al final siempre tienen su recompensa.

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